Lo primero que debemos hacer es acudir a un facultativo y que nos diagnostique que sufrimos una fisura anal, aunque el síntoma más importante es el dolor intenso, desgarrador que se siente en el ano durante y tras la defecación y que dura desde unos minutos hasta varias horas después de la defecación. Otro síntoma es la presencia de sangre fresca no mezclada con las heces.
¿Cómo diagnosticamos una fisura anal? El médico lo hará mediante la inspección del ano, intentando evitar el dolor que puede llegar a producir el procedimiento y si es necesario lo hará con anestesia local en forma de pomada o inyectable.
Una vez diagnosticados podemos tomar algunas medidas para intentar que cicatrice la herida del interior del ano.
Una de las primeras medidas será consumir una dieta rica en fibra para no tener estreñimiento, tomar líquidos en abundancia, usar ablandadores de materia fecal para no lesionarnos y que cicatricen las heridas que ya tenemos, darse baños de agua tibia y usas medicamentos tópicos, es decir que se aplican en la piel.
Una vez que hemos tomado las medidas anteriores, sino mejoran las fisuras anales es posible que se realice una esfinterotomía. Este procedimiento nos permite cicatrizar una fisura y hacer que desaparezcan o disminuyan el dolor y los espasmos. Por o general, es muy eficaz. El dolor desaparece en el transcurso de unos días.


